Los edificios nos invaden y las zonas verdes se desaparecen, los 7 ríos nos rodean pero se están desapareciendo y se vuelven tristemente en un "caño".


La ciudad va cambiando con el tiempo, la nueva arquitectura aparece y así mismo la cultura va adoptando nuevas formas, pero sin dejar de ser quien es, pero estos cambios en ocasiones pueden causar problemas, no todo avance.
Es bueno cambiar, pero no de forma desaforada, pues por nuestro propio afán de crecer y parecer una urbe se ha ido perdiendo lo natural y buscamos lo artificial.
Mas allá de sus muros y rejas, que en ocasiones actúan como medios de privatización de nuestros ríos y parques, al lindar con cuadras, casas y barrios habitados por seres marginados, le dan a esta cuidad una cierta dinámica de negación y exclusión de quienes no pueden acceder a estas edificaciones y se convierten en una amenaza.
Cali se está convirtiendo en una selva de cemento, una ciudad donde predomina lo construido, pero no el valor que se le da a la construcción, lo patrimonial está desapareciendo, así como también lo hace la cultura propia que se está dejando influenciar por las modas que están en furor actualmente.
"La ciudad es una selva de cemento. Un bosque gris y metálico, lleno de árboles de concreto..." Periódico El País - Luiyith Melo García
"La calle es una selva de cemento, y de fieras salvajes cómo no, ya no hay quien salga loco de contento, donde quiera te espera lo peor” - Hector Lavoe.